Cómo trabajar con niños difíciles

Más pasa el tiempo y más nos damos cuenta de que la escuela se aleja de las necesidades e intereses de los niños. No es casual, entonces, que veamos dentro de las instituciones, cada vez más niños con conductas disrruptivas a los que los maestros tiendes a etiquetar como «alumnos difíciles».

Los niños pueden adoptar actitudes desafiantes o comportamientos inapropiadas por varias cuestiones; algunas fisiológicas, claro. Pero no saquemos el foco de lo que la escuela continúa siendo hoy: un lugar que intenta llegar a los chicos con métodos obsoletos y lejanos a ellos.

A lo largo de mi carrera docente me ha tocado trabajar con niños «rebeldes»  y es por eso que he decidido crear este artículo para ayudar a otros pares que se encuentren en esta situación.

cómo manejar a alumnos rebeldes

¿Qué podemos hacer con los «alumnos difíciles»?

Lo primero que quiero decirte es que debes conservar la calma en todo momento y no demostrar lo frustrada que te sientes por no lograr dominar la situación. Para ello debes decidir cómo vas a manejarla. Es decir, si tienes que detener la clase en pos de poder retomarla con serenidad y armonía, hazlo.

Si quieres hablar con el alumno para resolver lo que haya sucedido, deberás esperar a estar calmados pues si evocas sobre él tu frustración es muy probable que la situación empeore.

Enfrentar el problema y no dejarlo pasar es fundamental para lograr que el niño no sienta que ha salido con la suya. El pensar «aquí no ha sucedido nada» sólo te perjudicará a ti. Al mismo tiempo, el alumno tendrá una sensación de impunidad que le llevará a aumentar cada vez más los conflictos.

Muéstrale que te preocupas por él. Más allá del conflicto que se ha suscitado, debes demostrar que cualquier persona es digna de estima y merece ser tratada dignamente.

Relaciónate con el alumno mediante una actitud y lenguaje cuidadoso, que asegure el respeto a la persona y que esté por sobre la etiqueta de “el conflictivo”.

Presta atención a las posibles causas del mal comportamiento  y que estas prevalezcan por sobre las consecuencias que esto genera (como la dificultad para realizar la clase). Esto te ayudará a superar la percepción de que ‘lo hace para molestar’ y entenderás que ‘lo hace para expresar una necesidad que no puede identificar o reconocer’.

Busca ayuda en el equipo psicopedagógico o de orientación de la escuela. El trabajo en equipo es eficaz y resulta altamente enriquecedor a la hora de obtener otra mirada ya que un otro puede observar cosas que uno no.

Trata de buscar estrategias que te sirvan para poder tener el control de la situación en momentos en los que estos alumnos se pongan en acción. Eso te dará mayor tranquilidad y ganarás en seguridad personal.

Con alumnos pequeños puedes tratar de que sean «tus asistentes» y colaboren contigo en las tareas de la clase. Si se trata de niños más grandes, mostrarte como un adulto con quien pueden hablar, podría ayudarte a ganar su confianza.

Lo importante es conseguir conectar con ellos, establecer una relación profunda en la que llegues a impactarles de verdad con tu comportamiento y tu actitud hacia ellos. Hacer cosas con ellos, por ejemplo, que no hace todo el mundo, porque tienden a dejarlos por imposibles. Acepta el desafío: esto es la base.

 

(Fuente: “¿Qué podemos hacer cuando hay un alumno que no deja hacer clase?” Escola de Cultura de Pau, España)

 

 

 

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