Hoy, en este artículo, te propongo arrancar este camino considerando diversos materiales escritos, entre ellos, su propio nombre y el de otros. Cómo aprender a leer y escribir comenzando por su nombre.
El nombre propio tiene una importante significación social y personal que introduce al niño en el mundo de la lengua escrita.
Índice
Aprender a escribir
- Lo que te propongo es escribir su nombre en un cartel con letra mayúscula de imprenta.
- Ubicalo en un lugar visible y a su alcance para cuando necesite consultarlo.
- Primero, puede copiarlo. Esto se propone durante algunos días hasta que ya no lo necesite y comience a escribirlo solito. Cabe destacar que el trazado de las letras debe ser lo más parecido posible a su forma convencional. Uno, como adulto, puede intervenir haciéndole preguntas que lo inviten a la reflexión y a darse cuenta de que si las letras no salen del todo bien, pueden borrarse e intentarse nuevamente.
- También se puede proponer la escritura de otros nombres (compañeros, familiares, etc) que sean representativos para el niño.
Leer y escribir nombres
Los niños rápidamente comienzan a reconocer su propio nombre pero esto no quiere decir que comprendan el mundo de la alfabeticidad sino que lo hacen de memoria. Para ir avanzando, es necesario comenzar a ampliar el universo de nombres (además del suyo, el de sus primos, el de sus amigos) y que pueda reconocer entre tantos, el propio.
Cuando los niños intentan leer sus nombres se apoyan en distintas pistas como la extensión de la palabra («Este es mi nombre porque es cortito o porque es largo») y/o la grafía o el valor sonoro de algunas letras conocidas («Este es el mío porque me llamo Mateo que empieza con MA de mamá»).
Pero también nos podemos encontrar con niños que digan: «Yo no sé dónde está el mío porque no sé leer». Aquí es importante que como adultos se brinde confianza y seguridad al no exigirles la escritura y lectura correcta desde el principio. Es ahí mismo cuando los invitamos a reflexionar a partir de nuestras intervenciones. Por ejemplo:
- Que escriban sus nombres como puedan, después se les dará el cartel para que puedan ver cómo lo hicieron.
- Que entre estos nombres, traten de identificar el propio.
- Que señalen con el dedito dónde dice. (Esto es para evidenciar la correspondencia entre las letras y sus sonidos)
- Que justifiquen sus respuestas, aunque estas sean adecuadas o no: «¿Cómo te diste cuenta qué dice? ¿En qué te fijaste para saber?
- Para aquellos que que no sepan cómo justificar su elección podemos ir guiándolos con pistas: «Veamos con cuál empieza tu nombre» «¿Qué otras palabras conocidas empiezan como tu nombre?» La escritura siempre se confronta con escritura. Por ejemplo: Si el niño se llama «LAUTARO» y él reconoce que el día de la semana «LUNES» comienza como su nombre; además de alentarlo y felicitarlo por su reflexión, escribimos el nombre «LUNES» y seguimos la lectura con el dedito para que pueda ir evidenciando y estableciendo relaciones entre las grafías y la lectura.
- Confronta y contra-argumenta al comparar nombres que comienzan o terminan igual. Es fundamental polemizar sus respuestas, incluso las que son correctas para que puedan buscar otros indicadores que guíen su lectura.
«Miren estos carteles que dicen Lucas, Luciano y Lautaro. ¿Dónde dice Luciano? ¿Cómo se dieron cuenta?»
Actividades para leer el nombre
Entre todos los nombres que se escribieron correspondientes a familiares, compañeros y amigos (todos en carteles del mismo tamaño y color), se le entrega uno «equivocadamente». «Acá tenés tu nombre».
Se espera que el niño se dé cuenta de que no recibió el suyo y pueda justificar por qué ese no es el correcto. A medida que avanza el tiempo, avanza la dificultad: entrega nombres que comiencen igual, que tengan una extensión similar o sean mucho más extensos o cortos, que compartan letras al principio o al final.
Distribuye carteles con los nombres de quienes van a «jugar» en distintos lugares de la casa. Cada uno deberá encontrar el suyo. El adulto puede elegir uno de manera equivocada y pedir que el niño lo ayude a identificar el error. «No, ese no es el tuyo porque el tuyo empieza con A», por ejemplo.
Escribe un cartel con un «nombre intruso» que comparta letras al inicio o al final del nombre del niño. Y pedirle que justifique pr qué no es su nombre, qué advierte de distinto en dicho cartel.
Ejercicios para aprender a escribir el nombre propio
- Identificar pertenencias, rotular útiles escolares, etiquetas de libros, carpetas y cuadernos.
- Firmar un dibujo, una carta o una tarjeta.
- Armar el nombre con letras móviles.
- Pensar en el femenino y/o masculino de su nombre o de otros: Ejemplo: LUCIANO. ¿Cómo será su femenino? Escríbanlo y comparen las diferencias.
- Pensar en cómo me llamo y cómo me dicen. Ejemplo: FEDERICO – FEDE. ¿Hasta donde dirá FEDE?
- Trabajar con diminutivos. Ejemplo: PABLO – PABLITO. Escríbanlos y confronten qué mantiene aún y qué cambia.